Les recomiendo este libro a aquellos que quieran entretenerse un
rato.
No es un ensayo sobre el arte de cocinar, es la experiencia del
autor en la cocina e intenta describir de una manera graciosa las dificultades,
tropiezos y otras situaciones a las cuales se enfrenta un principiante en la
cocina.
Es el retrato del perfeccionista, el que nunca termina sintiéndose
seguro en la cocina, el que nunca puede desviarse ni un milímetro de la receta
y necesita tener a mano miles de libros de cocina para sentirse seguro. En su
mente es imposible la improvisación.
Pero por otro lado aporta consejos, por ejemplo no dejarnos engañar
por cualquier libro de cocina por las lindas fotos que ilustran en su interior
o no dejarnos llevar por recetas inalcanzables.
El autor habla de la importancia que tiene la cocina a nivel
social. A través de ella podemos sociabilizar y afianzar relaciones con
nuestros seres queridos.
Es divertido cuando divaga sobre las unidades de medida como una
cucharada de o una cebolla mediana por lo poco precisas que son, de las modas
que hay en el uso de un ingrediente u otro, de la nula capacidad de innovar o
de la obsesión de cuestionar aportes externos de familiares y amigos que no
están en la receta.
El autor habla de sí mismo en tercera persona y va intercalando su
narración con listas y cuestionarios para saber qué clase de cocinero somos.
Sinopsis del libro:
"Julian Barnes, aficionado tardío a los fogones, cuenta en
esta exquisita obra sus divertidas experiencias y aventuras entre sartenes y
cazuelas. Quien haya cocinado alguna vez sabe que entre la receta que aparece
en un libro de cocina y el plato que uno ha preparado se puede abrir un abismo:
lo primero con que se topa el cocinero aficionado son, sobre todo, las dudas.
¿Cuán grande es una cebolla mediana? ¿Qué significa fuego medio? ¿Cuánto cabe
en una pizca? Todo aquel para quien la cocina sea un hobby revivirá con este
libro sus esforzados intentos, maldecirá los libros de cocina y sus
ilustraciones a todo color, probará salsas y contemplará desolado un suflé
despachurrado. Y repetirá agradecido la resignada consigna: esto no es un
restaurante"
Comentarios
Publicar un comentario